Mi mamá siempre me ha dicho que sea educada, incluso con las personas que me hacen mal: Que sea paciente, que diga “por favor” y “gracias” y que nunca me olvide de causar una buena impresión. Mi mamá siempre me da buenos consejos y me dice que, si una puerta se queda abierta, debo cerrarla; que si algo esta fuera de lugar, debo acomodarlo, y que, para ahorrar energía, debo apagar la luz después de un rato.
Siempre intento seguir los consejos de mamá. Incluso el otro día intenté invitar a un amigo a la fiesta de té que hice en el comedor. Acomodé las sillas, me puse mi mejor vestido y le sonreí desde la mesa con tanta amabilidad como pude. Pero mi amigo es de lo más grosero y solamente como cada vez que nos vemos, me encerró en un circulo de sal mientras rezaba y me ordenaba que me fuera. Algunas personas simplemente no tienen mamás que les enseñen buenos modales.
(Raiza Revelles “El chico de la piel de cerdo” Ed. Planeta. 2020)
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