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LA HABITACIÓN 107 (Leyenda de Zacatecas)

Foto del escritor: Carmen benavidesCarmen benavides

Gabriela era una experta en marketing, a la cual muchas empresas pedían de su ayuda para poder hacer que sus negocios despegaran, ya que sus conocimientos y estrategias funcionaban siempre, eso hizo que el Mesón Jobito, en la ciudad de zacatecas no dudara en contactarle para poder lograr que más gente se interesara en ir a quedarse con ellos, por lo que le enviaron un correo, invitándole a trabajar con ellos, ofreciéndole una de sus habitaciones y un muy generoso pago para lograr que los pusiera en los primeros lugares de atención, lo cual realmente sirvió, pues llegó sin dudarlo.

- “Bienvenida señorita Gabriela, al Mesón Jobito”. Decía el gerente.

- “Gracias por la invitación y veamos cómo hacer que esto despegue”. Respondía Gabriela, mientras observaba la recepción.

- “Sabemos que la ciudad de Zacatecas es un lugar con mucha historia y nuestro Mesón complementa ese aire colonial que tiene la localidad. Pero más tarde hablemos de todo eso, permita que uno de nuestros trabajadores le lleve a su habitación”, continuaba diciendo el Gerente.

Gabriela aceptó y fue acompañada con uno de los trabajadores, le asignaron la habitación 107, al llegar Gabriela notó que no era algo lujoso, pero no le tomo importancia, se le hizo cómodo. Lo extraño era que su acompañante no se quedó ni un momento, dejó las maletas y huyo.

- “Quizás es tímido”, pensaba Gabriela.

Después de todo lo sucedido decidió tomar un baño para relajarse, pero cuando estaba a punto de hacerlo, llamaron a su puerta, no tuvo más remedio que salir a ver quién era, pero al abrir no vio a nadie, por lo que volvió a entrar, pero al hacerlo, nuevamente se repitió la escena, provocando que Gabriela bajara a recepción molesta, diciéndole al gerente que alguien estaba bromeando con ella, le comentó lo sucedido, pero éste con rostro de sorpresa le dijo que no había nadie más, que en esa época era raro que fuera gente a hospedarse, Gabriela le pidió que no quería más de ese tipo de situaciones, que recorrería la plática para el siguiente día, pues quería descansar y esa circunstancia le molestó, el gerente estuvo de acuerdo por lo que ella se retiró.

De vuelta en su habitación, Gabriela decidió tomar una siesta para descansar, pues las ganas del baño se le retiraron, logró conciliar el sueño, pero mientras estaba dormida escucha un fuerte sonido que surge de una parte del cuarto, al despertarse asustada ve como un cuadro que estaba colgado ya se encontraba en el suelo, por lo que se levantó a recogerlo para ponerlo en su lugar, pero al colgarlo, la televisión se encendió sola provocando que volteara con mucho miedo a ver qué había encendido el televisor, pero cuando finalmente lo hizo éste se apagó. Asustada decidió correr hacia la puerta, la que convenientemente estaba a un lado de una ventana, la que se encontraba abierta, para que corriera un poco de aire, pero cuando toco el pomo de la puerta, ésta se cerro tan violentamente haciendo que el vidrio se quebrara, Gabriela saltó hacia atrás aterrada, con cuidado de no pisar los vidrios, siguió tratando de abrir la puerta, pero ésta tenía llave, recordó que la había puesto para evitar que alguien entrara, fue directo al peinado donde la dejó y al verse al espejo, gritó aterrada, un hombre mayor estaba detrás de ella viéndola fijamente, cayó desmayada.

Cuando despertó vio a todo el personal del mesón frente a ella, preguntándole si estaba bien, ella respondió que sí, contándole lo sucedido, pero al ver la entrada, vio al mismo hombre que estaba detrás de ella, por lo que les dijo a todos y ellos le dijeron:

- “Es don Jobito, es el intendente del mesón, ésta es u habitación, ¿por qué entró en ella?

- ¿Cómo que es su habitación? Ésta es la que me asignaron. Refutaba molesta Gabriela.

Pero de pronto una mano le tomo el brazo y la sacó lo más rápido que pudo, era el gerente que le decía:

- “No mires atrás, todos esos son exempleados que se les permitía quedarse en cada habitación y murieron en ellas”

Gabriela no sabía que decir sobre todo aquello, el gerente le pidió que se retirara que lamentaba los inconvenientes, pero no pensaba que su presencia traería tantas manifestaciones. Al salir vio que estaba la policía, los cuales le detuvieron por entrar al mesón sin permiso.

- “No pueden hacer eso, ellos me hablaron, el mesón no está solo”, gritaba Gabriela.

Pero al voltear a ver al gerente, ve como éste desaparecía, Gabriela gritaba desesperada por todo lo que le pasó, las autoridades le dijeron que en esta época aquel mesón se mantenía vacío y no se abría hasta que la afluencia de personas llegara de vacaciones. No sabían cómo logro entrar, pero los vecinos reportaron, el sonido de vidrios quebrándose y gritos, por lo que asumieron que entraron a robar, ya que un día anterior el guardia había fallecido.

Gabriela se dio cuenta que convivió con entes paranormales, por lo que evitó volver por sus cosas, después de contarle lo sucedido a los policías, éstos pensaron que quizás fue una broma de alguien y permitieron que se retirara.

“Recuerda, si decides quedarte en el mesón Jobito, la habitación 7 será la más especial”

(Álvarez del Rio Abraham. “Terror Mexicano” 2020)



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