Se cree que el árbol nació en el alto Rhin porque se le menciona en un manuscrito alsaciano del año 1521 como costumbre muy definida.
El origen más preciso del árbol de Navidad como lo conocemos en la actualidad no esta claro, se ha hablado mucho de su origen mitológico germánico y asiático, pero nada se ha podido demostrar. Parece que lo único cierto es que el árbol de navidad tiene su origen en los “actos religiosos germanos” representaciones teatrales de la edad media.
Se cuentan muchas otras historias y leyendas sobre el árbol de navidad; una de las más antiguas nos lleva a Alemania del siglo VIII en la época del misiones San Bonifacio.
San Bonifacio misionero y Mártir, nació en Inglaterra, en Crediton alrededor del año 675 y murió en Frisi hoy Holanda, fue bautizado con el nombre de Wynfrith, adoptó más tarde el de Bonifacio al convertirse en monje. Enviado por el Papa Gregorio II, para convertir a los vikingos, quería terminar la práctica de sacrificios humanos ante el roble sagrado, lo que era común en ese tiempo.
San Bonifacio derroto a los dioses paganos germanos de forma acorde con el carácter de este pueblo: desafío al más temido de todos, el dios del trueno “Thor” o “Donar (jueves) – en alemán Donnerstag, el cual lleva su nombre todavía- a un duelo personal en medio del bosque y ante miles de testigos. El dios del trueno estaba representado por un añoso roble, sagrado para los germanos, que Bonifacio empezó a cortar con un hacha. Estos esperaban que “Donar” se vengara y fulminara con un rayo al insolente monje, pero Bonifacio (que debía ser muy fuerte) prosiguió dando hachazos al grueso tronco hasta que consiguió derribar al roble sagrado. Después llevó al bosque a los conversos, precisamente en la noche de navidad, mostrándoles un abeto para que se lo llevaran a sus casas y adornaran con estos sus hogares como símbolo de un nuevo culto, y les dijo…”no usareis por más tiempo el poder de Dios en el bosque con vergonzosos ritos, sino, con la santidad de vuestros hogares con alegría y amor, para celebrar el nacimiento del niño Dios”
En la edad media (1521) los germanos representaban actos religiosos sobre la creación del mundo, el pecado de Adán y Eva, la expulsión del paraíso y finalizaba con la consoladora promesa del adviento y encarnación de Jesucristo.
Se representaban en las plazas donde ponían un árbol (pino o abeto) que era adornado de manzanas y velas (significaba el árbol del paraíso).
Después se suprimió la costumbre de hacerlo en las plazas y atrios de las iglesias, entrando en los hogares como símbolo del salvador.
Con el paso del tiempo se añadieron galletas de frutas, así como caramelos y dulces. Sus ramas se fueron llenando de diferentes colores y figuras como: una estrella, que se colocará en la punta del árbol. Está estrella significa, la estrella que siguieron los reyes magos al buscar al Salvador; las luces representan la figura de cristo, que es la luz del mundo; las esferas son el mundo amad por Jesús; las galletas decoradas significan la Eucaristía; los adornos de paja figuran la cuna del niño Dios; las joyas, los regalos de los Reyes Magos, etc. Al comienzo del siglo XIX, casi toda Alemania había adoptado la costumbre del árbol de Navidad, que poco después se extendió a otros países europeos.
(Ruiz, A. M. “Historia de las tradiciones y costumbres navideñas de México”. Ed. Minos. 2010)
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