Había una vez una joven guerrera. Su profesora le dijo que tenía que luchar con el miedo, pero ella no quería hacerlo. Le parecía algo demasiado agresivo, temerario; le parecía poco amistoso. Pero la profesora insistió y le dio instrucciones para su batalla. Llegó el día, la estudiante estaba de pie en un lado y el miedo estaba al otro lado. La guerrera se sentía muy pequeña y el miedo parecía muy grande e iracundo. Ambos tenían asidas sus armas. La joven guerrera se levantó, fue hacia el miedo, se postró tres veces ante él y le pregunto “¿Me das permiso para entrar en esta batalla contigo?” El miedo dijo “Gracias por mostrar tanto respeto al pedirme permiso”. La joven guerrera volvió a preguntar ¿Cómo puedo derrotarte? Y el miedo replicó: “Mis armas son que hablo muy rápido y me sitúo muy cerca de tu cara” Entonces te pones muy nerviosa y haces lo que te pido. Si no hicieses lo que te digo, no tendría ningún poder. Puedes escucharme y puedes respetarme, puedo incluso convencerte con mis argumentos, pero si no haces lo que te digo, no tengo poder” “De esta forma la estudiante guerrera aprendió a derrotar al miedo”.
(Chödrön Pema. “Cuando todo se derrumba” 2019)
![](https://static.wixstatic.com/media/8cc6de_c137544788a049c3a17aaabf773708ee~mv2.png/v1/fill/w_349,h_266,al_c,q_85,enc_auto/8cc6de_c137544788a049c3a17aaabf773708ee~mv2.png)
Comments