Cuando Francisco Pizarro se aventuró tomar el Fortín del Cacique de las Piedras, en la actual Colombia, entre finales de 1524 y principios de 1525, Almagro quiso socorrerlo, pero fue atacado y herido por una flecha indígena en un ojo, lo que lo dejó tuerto.
Tras un tiempo, Diego de Almagro se entrevistó con el monarca Carlos I, al cual le dijo: “El negocio de defender los intereses de la Corona me ha costado un ojo de la cara”.
Esta frase pronto se hizo popular y las personas la utilizaban para mencionar lo difícil que son ciertas acciones. Pero hoy ha evolucionado y se refiere a lo que cuesta económicamente comprar un objeto.
Por eso ‘cuesta un ojo de la cara’ es que algo es extremadamente caro u oneroso. Para Diego de Almagro, sus afanes de conquista, ciertamente le costaron muy caros. (De la web)
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